“El deseo del analista no es un deseo puro”. ¿Cómo pensarlo desde la clínica del sinthome?
Citas:
Miller señala un segundo tesoro de la lengua, donde se reúne la lengua con el cuerpo y dirá que son los archivos de la demanda pulsional (huellas arcaicas) y que Lacan le da el matema: Sujeto Barrado losange Demanda…que designa la acefalia de la demanda pulsional, donde el sujeto manifiesta su desaparición por la barra que lo golpea y que también se desvanece, la demanda como demanda de palabra, como demanda hablada y que Lacan dice tranquilamente que todo lo que queda es el corte mismo y así funda la introducción de la estructura del lenguaje en el goce. Desde el momento en que encontramos el goce, encontramos el corte y lo que queda es el corte mismo… un trazo de corte” 1…y añado … contingencia de aquello que hace cesar los enredos del sentido.
En el Seminario XI de 1964, que viene al lugar del seminario inexistente de “Los nombres del padre”, Lacan transita de un sujeto como sujeto del inconsciente a un acento puesto en el lazo con la acefalia de la pulsión y aparece el deseo del analista separado del ideal y el fin del análisis como una nueva alianza con la pulsión. El aporte clínico es que para deducir el goce de un sujeto es fundamental construir cual es su relación con el objeto a, que considera su única invención. No todo es significante, la pulsión surge en el dispositivo analítico, anudándose a la transferencia al contornear la presencia de un hueco, la presencia del analista como objeto a.
Cuando aparece el silencio del analizante se paran las asociaciones y ya escribió Freud que se trataba del surgimiento de una representación pulsional ligada a la presencia del analista y Lacan separa dos aspectos: la causalidad significante y la causación del sujeto por el objeto: I y a, S1 a.
Para traer la pulsión a la escena analítica, Lacan le da una forma topológica: la curva de la pulsión (que viene y va) se cierra con un tapón porque la pulsión exige otro encarnado, la presencia de un cuerpo por donde pasa la escisión a producir: separar el objeto a de la falta del Otro. ¿Deseo impuro? Desprender el objeto de ahí genera una apertura (a lo real) y sin el cuerpo no se puede. Estaba el inconsciente como discurso del Otro y como lugar de los significantes articulados y nos da una nueva definición del inconsciente como pulsación temporal donde alternan apertura y cierre. El objeto pulsional que designa el ser es un vacío dibujado por el trayecto de la pulsión.
Y Lacan dirá que hay un punto de convergencia hacia el cual el análisis es empujado por la faz engañosa de la transferencia y que se produce un encuentro que es una paradoja, el descubrimiento del analista, que lo sitúa en el nivel de la alienación. Y presenta el objeto a, subrayando que el analizante le dice a su interlocutor, el analista “Te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que tú, el objeto a minúscula, te mutilo”2. Algo se separa del Ideal y deja como resto una letra: a, y que es ese resto que, mediante algún rodeo, viene a manifestarse en el lugar previsto por la falta, “un objeto extraño que irrumpe y cristaliza la excitación pulsional, porque no se adecúa a las leyes del campo visual. Es un objeto inmundo o a-mundo porque no es orientable. Tiene la misma estructura que la banda de Möebius y su presencia introduce una falla de ubicación. Es el operador de la angustia”3
Resonancias: saber y hacer con:
“El analista se autoriza de sí mismo” desde la clínica del sinthome.
Dos testimonios del final de su ejercicio como AE:
De uno tengo, puntos y comas puestos por mí, unas notas garabateadas en las que leo dos slogans de Lacan: “que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se oye” y “la pulsión es el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”.
No tengo ni el título, ni la fecha, ni el periodo de ejercicio como AE, solo el título de la actividad en la CV de la ELP: “Enseñanzas del pase”. Lo he nombrado PURA PRESENCIA EN SUSPENSIÓN, de Victoria Horné.
“En el entre líneas, no toda analista, no toda madre, no todo significante, algo siempre nuevo, algo que converge aunque itera cada vez y que se escabulle detrás de lo ficcional, algo fóbico, un fenómeno discreto, pura presencia en suspensión.
Ausencia de cuerpo, algo de lo Otro que presentifica en un punto de extranjeridad, exilio, desdoblamiento.
Algo del cuerpo ha decantado entre lo que es y no es binario. No toda en una misma cosa, que trata de escribir algo de lo que no puede encontrar designación.
Cernir, ver que todo ha tenido una convergencia fractal.
“Encarnar lo Uno”
Este decir, me produjo una vibración resonante, una sensación de extrañamiento, de ruptura de objeto representante de la representación, una grieta autosimilar y a la vez extraña. Y para mis adentros me dije “no hay nadie, ¡que bien que la Escuela sea fractal”. Quizás otro slogan, esta vez de E. Laurent, me viene bien “el duro deseo de duelar”. Grieta y cicatriz a la vez, que dirían los estoicos.
Hacía poco tiempo que se me había producido una sensación similar en Madrid, el 13 de mayo de 2017, con la conferencia de Miller: “Que viene el coco”. Allí estuve. Esta vez tomé notas por Zoom, Victoria estaba en París y Oscar Ventura a su lado.
El segundo testimonio es el de Patricia Tassara Zarate (AE 2017-2020) y ha sido publicado en la Revista “El Psicoanálisis” Nº 37, p. 183. En la CV de la ELP lo escuchamos antes. Lo titula:
FUNANBULISTA SIN CONTRAPESO. Escribo un trozo, leo otro trozo y dejo el tercer trozo como pregunta para el debate:
¿De qué está hecho el apego que tenemos al psicoanálisis? Es de Miller.
“Bienvenida l´une-bevue que sale de los labios para entrar en el oído. Prefiero al analista que con su deseo impuro de despertar, vaya contra el adormecimiento propio, el de sus analizantes o el generalizado, para leer esa letra que se escribe cada vez en algún objeto”.
Y el seminario concluye: “El deseo del análisis no es un deseo puro…”
Doy paso a Diego Ortega con tres preguntas:
¿Cómo se elige un analista?
¿Cómo, en ocasiones, se elige más de uno?
¿Hay autosimilitud y extranjeridad entre el deseo de analizarse, el deseo del análisis y el deseo del analista?
- Miller, J.A. “Sutilezas analíticas”, p.262
- Lacan, J. “Seminario XI”, p-276
- Lacan, J. “Seminario X”, p.62-63