Para este encuentro se han propuesto dos referencias bibliográficas:
Comienzo por el texto de Hebe Tizio1, quien plantea la transferencia de trabajo “como un desplazamiento de lo que no se puede liquidar de la transferencia analítica”, de esta manera, tal como tantas veces hemos escuchado, “se trataría así de anudar el síntoma del psicoanálisis y seguir trabajándolo por la vía de la Escuela”. Pero ¿esto qué quiere decir? Con la claridad que caracteriza sus elaboraciones, la autora se refiere a la transferencia de trabajo como una producción del análisis, que incluye el amor y el goce, y que “permite obtener una satisfacción por la vía de la transmisión”.
Estamos leyendo una experiencia singular, más precisamente, la enseñanza de un AE. Desde el principio del texto me surge la pregunta sobre qué pasa con la transferencia de trabajo en todas aquellas personas que, sin haber atravesado el final de análisis ni estar cerca del momento de concluir, participan(mos) de la vida de la Escuela, en general a través del trabajo en las sedes. El mismo texto esclarece esta precipitada pregunta con algunos momentos lógicos que responden, por un lado, a lo que se toca del saber en el análisis y, por otro, a la posición de goce. Estos momentos se explican a través del caso de la autora:
Un primer momento que lee como negación, un segundo momento de angustia para poder producir desde lo que no se sabe y el hallazgo de una satisfacción en la elaboración de una invención. En el pasaje de un momento a otro sitúa un acto del analista que empuja al analizante a atravesar una pérdida. En su caso, sitúa un tercer momento del lado de ceder algo del exceso en relación al saber como objeto oral. Lo diferente lo puntúa en un cuarto, y está relacionado con la creación de transferencias.
Determinar estas puntuaciones es un trabajo que como AE se puede hacer après-coup,pero ¿qué podríamos pensar al respecto siguiendo estos posibles momentos cada uno de quienes participamos en la cotidianeidad de las actividades de la sede? Sería interesante lanzar esta pregunta con respecto a la relación de cada uno con el saber, con la transmisión, con la causa de nuevas transferencias. ¿Qué es lo que está al servicio del discurso analítico en el uno por uno?
Inmersos en el discurso del psicoanálisis, cada uno establece diversos funcionamientos y modo de hacer síntoma y/o sínthoma con relación, ya no solo al trabajo a modo de producciones, sino también con respecto a las formas de organización, la estructura, los estatutos, las garantías con que la Escuela funciona en la autorización para la formación de un analista, el ambiente de experiencia y crítica2, etc. Entonces en esta sumersión, hay quien eventualmente se da un chapuzón, quien bucea descubriendo las profundidades o quien se ahoga en el mar de la comunidad de experiencia3. Son momentos, momentos lógicos que se suceden o incluso coexisten. “Anclajes sintomáticos” que afectan y soluciones que pueden evitar algún naufragio.
De este texto de Hebe Tizio me interesa subrayar los siguientes significantes: “funcionamiento minimalista y tributario / incurable productivo”.
Continúo con algunos puntos del segundo texto, “Transferencia de trabajo” (J.-A. Miller)4. Miller subraya que “la transferencia de trabajo no se inscribe entre uno y todos” y remite a los mecanismos de identificación en los fenómenos de masa (Freud) como la base de todo lazo social. Identificación –transferencia de trabajo, es un dúo que hace ruido, en tanto, es preciso que en la Escuela haya otros lazos entre cada uno con el otro o con el uno vertical que no tienen que ver con la identificación. ¿De qué lazos se trata?
“Hay que trabajar”, prosigue Miller, para contraponerlo a la holgazanería. “Hay que” remite a un imperativo, aunque se suaviza luego con un “es necesario el trabajo”. No se trataría de una imposición, sino de “una inducción”, que otros se introduzcan en el trabajo, “dar lugar al trabajo de otros”, dice el texto.
Para ello tiene que haber unos otros decididos a trabajar y un vacío alrededor del cual construir un saber siempre inacabado. Sin embargo, nos encontramos aquí con una cuestión que nos invita a seguir conversando sobre lo planteado en la primera pregunta: ¿cómo conviven en la vida de la Escuela los distintos momentos de cada uno en relación con la inmersión en el discurso del psicoanálisis? En la Escuela, obviamente, no todos están en la posición de AE, en la categoría de la inducción, de la transformación hacia el deseo de saber. Una de las dificultades reside en tener presente y poder convivir con esa amplitud y multiplicidad de momentos en los que se entrecruzan las transferencias y las distintas relaciones del uno por uno con la causa y con el saber. Es el tiempo del “mientras tanto” del uno por uno el que convive: mientras se desarrolla su análisis, mientras va cambiando su relación a la causa, mientras se transforma el amor/odio al saber.
- Tizio, Hebe, “Al final, la transferencia de trabajo”, Freudiana Nº 64.
- Lacan, Jacques, “Proposisicón del 9 de octubre de 1967. La comisión de garantía”.
- Idem.
- Miller, J.-A., El banquete de los analistas, Capítulo 10, “Transferencia de trabajo”, Paidós.