La pregunta sobre el devenir del psicoanalista recorre y orienta una Escuela en cuyo corazón late un interrogante en permanente construcción: ¿qué es un analista? Pero que también, por otro lado, impregna a aquello que encarnamos cada uno de nosotros, uno por uno, en nuestra práctica diaria, en una clínica donde la posición del analista, su lugar en el dispositivo, se constituye en pilar fundamental de la transferencia y, por tanto, de la cura.
Una puesta en tensión entre la soledad del psicoanalista, y la posibilidad de pensar con otros, con el Otro de la Escuela, es lo que propondremos tratar en el Espacio Central de la Comunidad.
La pregunta acerca del devenir del analista nos convoca a una serie de S1 que producen sus propias paradojas: autorización, garantías, clínica y finalmente, episteme. Una serie de Significantes a modo de piezas sueltas que no son posibles sin el Otro. Entonces, ¿cómo pensar la soledad del acto frente a lo colectivo de la Escuela? ¿De qué manera el devenir del analista, no es sin Escuela?. Todo ello sabiendo que se trata de una Escuela que apunta más allá del rasgo identificatorio, y que se soporta en un imposible: la definición de ¿qué es un analista?
Pero también, La Escuela en lo colectivo, se funda en la singularidad, la soledad del uno por uno, soledad del acto que le sirve de episteme. Allí reside su riqueza, puesta en la dirección del progreso del Psicoanálisis.
“No es bueno que el analista esté solo” nos empuja a ir más allá de una elucubración de saber encerrado en uno mismo; se trata de poner esa elucubración al servicio de la Escuela; lo que posibilitaría hacer de ello, una suma de agalmas reunidas en una causa común.
¿Cómo procede Lacan en tanto fundador de una formación colectiva?, se pregunta Miller en Teoría de Turín: “solo, como siempre he estado en mi relación con la causa analítica”, responde Lacan. Pone en primer plano la soledad subjetiva, sin pretender con ello hacerla desaparecer, sino fundarla sobre ella. Lo colectivo, fundado por soledades.
Esta es la paradoja de la Escuela en la que este año nos adentraremos en el Espacio Central, coagulando el devenir del analista en la Escuela orientado por el “fundo” lacaniano.