Empantallados es un significante que aún no está incluido en la RAE, pero el uso social que está adquiriendo en la lengua, conduce, cuanto menos, a la reflexión y conversación. Basta remitirse a literaturas actuales, o bien, como nuevo nombre que pretende identificar un tipo de comunidad (con la connotación segregativa que conlleva). ¿Es verdaderamente una nueva comunidad o es un significante que atraviesa y modifica la cultura, repercutiendo en la política de los cuerpos? Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Se trata de nuevos síntomas, tal vez, con su doble vertiente de sufrimiento y solución, como nos orientaba S. Freud? ¿Nuevos síntomas en una época del Uno solo?
¿Empanados, empantanados o empantallados? Nos preguntamos por el sujeto detrás y delante de las pantallas ¿Sujetos inhibidos, angustiados o con inscripciones posibles en el vínculo con el otro?
Lo digital, lo virtual, desde los avatares de “Second Life”, combina, sin solución de continuidad, con la pantalla como semblante: un velo de la relación sexual que no hay. Su reverso: la falta de pudor, la época de la desvergüenza, de lo performativo de la intimidad.
La tecno-adolescencia, los nativos digitales, hacen pensar el lugar del objeto de consumo, el gadget, como una prolongación del cuerpo. ¿Consumidores- consumidos?
Empantallados alude también al exceso de pantalla. ¿Qué Otro regula el límite? ¿Qué lugar para ese Otro de la autoridad, de la palabra, frente al imperio de la imagen? Más allá de lo permisible o punible, para el psicoanálisis, la lectura que conviene será desde la ética de lo singular.
Este encuentro se inserta como punto de reflexión desde el Taller de “odioenamoramiento” en Las Palmas de Gran Canaria, donde trabajamos las modalidades de vínculos entre los seres parlantes y por otro lado, hace serie con temas de “Rabiosa actualidad” organizado por la BOLV de la Comunidad Valenciana.
Abrimos un espacio de conversación, de conexión en la ciudad, explorando el impacto de la topología de las pantallas en la subjetividad de la época.