Lo nuevo en la Escuela*

Particularmente me interesa desarrollar aquí una reflexión acerca del cuarto eje de trabajo propuesto en este taller sobre el pase en la Comunidad Valenciana titulado: “La transferencia al final …la transferencia y la Escuela”. Para ello partiremos de una primera pregunta: ¿Cómo pensar la transferencia y la repetición -que como nos indica Lacan no son sin la pulsión – en su relación con la Escuela al final del recorrido analítico? 

Que un psicoanalista lacaniano participe en la Escuela desde su posición analizante, significa que la transferencia se dirige a la o las Escuelas de las que es miembro a partir del viraje del Sujeto supuesto Saber, que al dejar de estar encarnado en un analista pasa a la Escuela. No obstante, sabemos que este lazo transferencial con la Escuela no se da sola y únicamente al final de un análisis. Por otro lado, la repetición también pasa a la Escuela, pero se espera que con el trabajo analítico lo haga con cierto cambio de estatuto.  Entonces, esa repetición será aquello que “exige lo nuevo” en vez de perpetuarse con el fantasma1.  

El primer Lacan situaba la repetición en la línea de una imaginarización del goce, donde la repetición era el resultado de la insistencia significante de la cadena del discurso2. Era equivalente de alguna manera al inconsciente. Pero en el Seminario XI ya no es pura reminiscencia, sino que en su insistencia algo se produce ‘otra vez’. lacan va a distinguir repetición y transferencia, haciendo una separación radical de ambos conceptos. Allí Lacan unirá la transferencia a la pulsión privilegiando la vertiente objetal que ya introdujo en el Seminario X. Pero será en el Seminario XVI que el objeto tomará un valor de pura consistencia de agujero en el interior del Otro.

Volviendo al Seminario XI, vemos que allí la repetición será situada a partir de lo real siendo la tyché como nombre del encuentro esencialmente fallido con lo real, con lo inasimilable.  Lo que surge de la repetición es entonces el objeto a como “una constancia”, pero que no se condensa en ninguna fórmula a atravesar3

Lo importante a retener es que en el intento repetido de recuperación de goce siempre queda un saldo de pérdida.  Miller lo ejemplifica diciendo que cuando tenemos sed entonces tomamos Coca Cola para eliminarla, taparla, obturarla, pero eso es justamente lo que nos da más sed4. Así podemos entender que la repetición reedita la pérdida. 

En cuanto a la transferencia, ella siempre supone al Otro, que en el trabajo analítico ha sido suficientemente desinflado hasta que el parlêtre llega a consentir al agujero de su inexistencia. El Otro no existe, existe el Uno de goce sinsentido que vuelve siempre al mismo lugar. En el ultrapase, Miller nos indica que allí se trata de la relación con el agujero una vez la función del Otro ha sido reducida a la reiteración del Uno. El delirio con el cual el sujeto creía comunicarse con el Otro, la forma de mentirse frente a lo real, es lo que cambia al final del recorrido analítico. Y el viraje de la transferencia hacia la Escuela al final del análisis, conlleva la separación de esa mentira dejando al parlêtre más cerca de lo real y menos embrollado con el significante. 

Pero que el Otro no exista no significa que su lugar, su vacío, no siga existiendo. Es allí donde la Escuela podrá instalarse para el analizante que cada uno es y no solo al final de un análisis. Entonces, si la transferencia tiene una vertiente pulsional, es ello lo que vira hacia la Escuela con un amor más real. 

Ahora bien, cuando la Escuela le retorna al parlêtre con sus propias marcas gozantes fantasmáticas, cuando escuchamos: ‘la Escuela no para de …’,  ‘la Escuela no hizo esto o lo otro…’, cuando se la siente aparecer en el cuerpo con los propios colores de goce, entonces es momento de desenredarse y saber-hacer ahí con el sinthome de cada uno que conlleva el vacío que tanto alivia, sin olvidarnos de ser heréticos en el psicoanálisis “de la buena manera” es decir “usando el sinthome hasta alcanzar su real5. Como analizantes se trata de no dejar de arrancarle incesantemente “al SsS que no existe” -y  que pasa a la Escuela a partir de la transferencia de trabajo de sus miembros- “trozos de saber”6. Para ello, el deseo deberá liberarse de su horror  para dejarse enseñar como deseo de saber. 

Siguiendo el capítulo de esta noche, cuando hay estancamiento transferencial, este resulta de la realidad sexual del inconsciente y la repetición será lo que evita el encuentro con lo real, un real que aparece a nivel de lo sexual. Es así como entiendo quela transferencia, como dice Miller, presentifica el objeto. Si hay “estancamiento transferencial”, es que lo real está obturado7.

Si bien dijimos que a cada parlêtre le conviene recurrir a su sinthome en el saber-hacer allí con lo real, tampoco desconocemos lo que sucede en la Escuela, pues allí: “hay un devenir mutualista (en el grupo analítico). El grupo analítico va hacia el mutualismo y hacia la burocracia y hacia la jerarquización como el río va al mar, en razón de la insatisfacción en que los deja el saber supuesto cuando no hay transferencia8. Contra esto tenemos la transferencia de trabajo y nuestra posición analizante para elaborar cada vez nuestra transferencia a la Escuela, pues sin la relación al SsS no hay Escuela. 

Si bien sabemos que “Todo el mundo es loco”, es decir, cada uno con su chifladura; en la Escuela no se trata de perseguir un: “Todo el mundo está contento”9 pues eso haría al grupo ir contra el uno por uno pero ¡fundamentalmente contra lo imprevisto que toda Escuela encuentra en su camino! No es posible que una Escuela sepa hacer con el imprevisto siempre. Considero importante pensar qué imprevistos ha ido encontrando la Escueta en la erótica de su devenir en el tiempo y cómo ha sabido o ha podido hacer allí. En la Escuela, tenemos que hacer con esa deriva cada vez, no estamos librados de esa defensa mutualista, hay que tratarla y quizás eso podría dar la oportunidad de una invención.

Estar insatisfecho de su funcionamiento, reivindicativo respecto de su dirección, hostil frente a sus instancias, descontento de sus colegas, no es grave. Y es quizás lo más común” nos advierte Miller10. La Escuela es soporte de la transferencia – sean estas transferencias positivas o negativas – con la vertiente pulsional que se realiza en ella. Sabemos que no por negativa deja de ser transferencia. La transferencia negativa da cuenta de cierta incomodidad, pues con ella se está bajo sospecha. Pero si para que una experiencia analítica se establezca hay que suponer un vínculo de confianza en un analista también conviene suponerlo en las instancias de la Escuela11

A la Escuela irán los síntomas de cada uno, los fantasmas atravesados o no, las soledades de los Haiunos que se hayan podido aislar en los análisis, y los restos que iteran una vez se desvanecieron los espejismos del deser12. Lo importante es que la Escuela siga siendo un SsS del que se puedan extraer sus trozos para cada uno13. A propósito de este punto, en su testimonio Neus Carbonell lo dice así: “Lo que cambia al final de un análisis es que esa transferencia de trabajo se convierte en la orilla, la única orilla posible, a donde dirigir la transferencia que antaño sostuvo el lugar del Otro. Solo que ahora el Otro, que es la Escuela, existe solamente a causa de la transferencia de trabajo con los otros, existe como un sujeto de pleno derecho. No hay Escuela si no hay transferencia de trabajo. Y, sin Escuela, no habría destino para la transferencia al final. La Escuela es una necesidad lógica del fin de análisis14.

Al final de un recorrido analítico, la repetición ya no será unesfuerzo por recuperar el objeto perdido, pues ya no hay objeto que recuperar y por eso será siempre una repetición que yerra. Y en esa equivocación, yerro, encontrar lo real cada vez. El análisis permitirá modificar algo en la relación del sujeto con el goce en su repetición y eso hace que esa relación ya no esté orientada por el fantasma sino por el Uno que itera alrededor del borde del agujero al que se consintió. Entonces, si la repetición solo es pensable a partir de la pulsión, es justamente con la manera de vivirla al final de un análisis que será posible hacer lugar a lo nuevo en la repetición misma en tanto ella ya no sería un goce que va contra la vida ni estaría ligada a la pulsión de muerte. 

Unos seminarios más adelante del que hoy nos convoca, tras hablar de lo que había introducido en la Proposición, Lacan transmite que lo nuevo puede advenir en el lazo que se establece en el grupo con cierta “redistribución de letras”, es decir, enlazando de otra manera las marcas de nuestra existencia, siendo esto lo que puede producir “un nuevo saber-hacer con el agujero”. Es lo que sin duda conviene al agujero de la Escuela en el encuentro con lo nuevo para cada uno de sus miembros15

Patricia Tassara Zárate


* Taller sobre el pase en la Comunidad Valenciana: “Virajes de la transferencia”. Comentario sobre: el capítulo XII Curso Silet (1994-1995) titulado: Transferencia, inconsciente y repetición y sobre el texto: Cómo devenir psicoanalista en el S. XXI, ambos textos de J. A. Miller.

  1. J. Lacan, Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, editorial Paidós, 1990, Bs As, p. 69.
  2. Fernández Blanco M, La repetición como concepto fundamental del psicoanálisis, ediciones Capiton Seminarios Clínicos 4, año 2009, Venezuela. 
  3. Miller J.A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, editorial Paidós, año 2003, Bs As, p.255.
  4. Ibídem, p. 256
  5. Lacan J.; Seminario 23 El Sinthome, editorial Paidós, año 2006, Bs As, p. 15.
  6. Miller J. A.; Cómo se deviene analista en los inicios del S XXI
  7. Miller J. A.; Silet, editorial Manantial, Bs As, año 2025, p.198
  8. Miller J. A.; La erótica del tiempo y otros textos, editorial tres Haches, año 2000, Bs As, p.71
  9. Ibídem, p. 73
  10. Miller J. A., Cómo devenir analista en el S XXI
    https://nelbogota.blogspot.com/2012/10/jacques-alain-miller-les-entregue2-este_9599.html
  11. Miller J. A., La transferencia negativa, edición de la Escuela Freudiana de Barcelona 02, Barcelona, año 1999, p. 16
  12. Miller J. A., El Ser y el Uno, Revista Freudiana Nº 69, año 2014, p.13
  13. Ibídem.
  14. Neus Carbonell, La transferencia al final, Revista Freudiana 103, año 2025, p. 20
  15. Lacan J., Seminario Los no incautos yerran, inédito, clase del 9 de abril de 1974: «Por lo tanto, hay cosas a nivel de lo que emerge de real, bajo la forma de un funcionamiento diferente ¿De qué? De lo que al fin de cuentas tiene que ver con letras puesto que de letras se trata; esto es lo que quise producir en mis cuatrípodos puede haber una manera con la cual cierto lazo se establece en un grupo, puede haber algo nuevo y que sólo consista en cierta redistribución de letras«. 
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