La Escuela Lacaniana de Psicoanálisis reúne a psicoanalistas que se orientan en su formación y en su praxis, por la enseñanza del psicoanalista francés, Jacques Lacan; y de su lector, Jacques-Alain Miller.
La Escuela Lacaniana de Psicoanálisis tiene como objetivo la producción de psicoanalistas, así como también, velar por la presencia, vigencia y extensión del discurso psicoanalítico.
Las condiciones de existencia del discurso psicoanalítico se extraen de la experiencia de quien atraviesa o ha atravesado un psicoanálisis, lo que coloca a quien se analiza en posición analizante, a distancia de los ideales y advertido de lo imposible.
Esa experiencia hace que la soledad y el síntoma de cada analizante- cuando son analizados-, se conviertan en condición de posibilidad para devenir psicoanalista. A su vez, los efectos de esa experiencia producen un tipo de lazo social inédito, puesto al servicio de la causa analítica, dirigido a la Escuela.
Inscribiéndose en este marco, la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano (ELP) es una asociación sin ánimo de lucro, de duración indefinida y cuyo ámbito de actuación es, principalmente, el territorio español. En 2019 fue declarada como Entidad de Utilidad Pública en España, por orden del Ministerio del Interior.
Desde el momento de su creación en España, en el año 2000, la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis se ha dado como forma de organización, una estructura compuesta por comunidades de trabajo y sedes. Así pues, la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis en la Comunidad Valenciana, tiene sede en Valencia y reúne en una amplia transferencia de trabajo a miembros, socios y simpatizantes, cuyas actividades son abiertas a la ciudad y gratuitas.
En primer lugar me gustaría agradecer a aquellos colegas y amigos que transformaron, en este último tiempo, mi entusiasmo por la Escuela en la parte de intraducible que contiene mi deseo de ella y que a lo largo de estos años, me ha mostrado su faceta vivificadora. Ya no se trataba del acto solo, socia, miembro, actividades, sino una novedosa experiencia de vivencia, de con-vivencia, donde bordear lo que no hay, lo que no existe, pero en esta oportunidad con otros y de una manera inédita para mí.
Creo que se aproxima, como os comentaba en mi carta de presentación a la candidatura, un momento fecundo para la Escuela. En primer lugar, las últimas conversaciones en ella han situado al analista y su devenir así como su deseo en el foco de la cuestión. Se ha dialectizado sobre el lugar de garantía de la Escuela y sobre la formación en ella. Nos hemos interrogado sobre la clínica, y a qué nos referimos cuando hablamos de ella, nos hemos puesto a trabajar sobre las preguntas posibles. En segundo lugar, se ha puesto en perspectiva la época, lo contemporáneo pero éstá vez tensionado con nuestra disciplina, es decir, interpretar la época para que eso nos interprete, o como menciona Christiane Alberti en la conferencia de las XXI Jornadas “poner a trabajar a la Escuela en función de esta interpretación de la época”. Y precisamente para este contemporáneo en deflación de lo simbólico, en la disolución del padre y en sus intentos desafortunados de generarlos, tenemos la oferta precisa, lo que nos diferencia: un sujeto, el inconsciente y lo real. Será necesario entonces dar una vuelta más al devenir del analista a la luz de la época que transitamos.
En tercer lugar, un momento fecundo para la Escuela, en tanto haremos probablemente la experiencia de un Colegio del Pase. Experiencia inédita para muchos de nosotros que nos interrogará una vez más y nos pondrá al trabajo.
No hay una respuesta posible sobre qué es un analista. Pero sí hay analistas que han hecho este recorrido, hay el momento de autorización de cada uno, la práctica del control y la propia experiencia de análisis, y en algunos casos la experiencia del pase. Interrogarnos sobre estas cuestiones, dar la palabra a los recién llegados es bordear lo real de la Escuela mientras se proyecta un horizonte de futuro para el psicoanálisis.
El devenir del analista y la Clínica del Pase como dos momentos lógicos, junto con la interpretación de la época podrían ser nuestras propuestas de interrogación a lo largo de este período.
Por último, but not least, me gustaría compartir con vosotros una posible fotografía sobre el cifrado de nuestra comunidad. Las cifras no son algo que nos conmueva, pero en muchos momentos nos ofrecen una perspectiva diferente a la que nos tiene acostumbrado nuestro imaginario. Desde el 2016 se produce cada año un total de 3,5 inscripciones aceptadas de socios, un 14% aproximadamente de crecimiento con respecto al total de socios de la comunidad. Un crecimiento que se sostiene en el tiempo.
Asimismo, los miembros se han incorporado gradualmente desde 2016, con alternancias, pero verificando un aumento interesante en el 2020, 5 miembros (a la altura de las sedes con mayor concentración de socios y miembros). Y más aún con la particularidad que un miembro de estos 5 elige nuestra comunidad en las posibilidades de inscripción de sede.
Me preguntaba entonces, ¿cómo interpretar estos datos? Sin duda tienen que ver con el momento subjetivo de cada uno, no tendría sentido generalizar en un para todos. Pero las respuestas se me venían en una serie de coyunturas: dos AEs de nuestra comunidad, un presidente de la ELP, tres consejeros en el Directorio, una coordinadora de Cártel de la ELP y los recientes nombramientos de AME, y sin duda las orientaciones precisas de las Juntas Directivas a lo largo de estos años. La serie apuntaba al devenir del analista en su coagulación con el deseo de Escuela, a la transmisión del psicoanálisis en la vía regia del deseo del analista
De qué se trata este devenir de analista y deseo de Escuela será mi propia interrogación. Invitados estáis a generar posibles preguntas e interpretaciones sobre ello.
Abramos la conversación.
Carolina Salinas