ESPACIO CENTRAL.
Entre las diversidad de actividades que realizamos, el Espacio Central tiene la relevancia de ser un eje vertebrador, lugar de encuentro y conversación principal sobre los temas propios y de plena actualidad de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Da acceso para conocer las cuestiones y los trabajos que -en tiempo real- animan la actividad de nuestra comunidad analítica, es abierto en cuanto a la asistencia y facilita la participación en el mismo.
Los temas de trabajo que se abordan están conectados con el movimiento general de elaboración de la E.L.P y A.M.P, así como también animados por la singularidad de nuestra ciudad y los lazos con lo social.
El Espacio Central se realiza dos miércoles por mes, está organizada por la Junta Directiva de la Comunidad y es abierta a la asistencia y participación de miembros, socios y simpatizantes del discurso analítico.
«La locura de la dialectización necesaria» | Oscar Strada.
Espacio Central | Preparación de las XXI Jornadas de la ELP: Todo el mundo está en su mundo | Clínica de las invenciones singulares
“INVENCIONES” | Francesc Roca |
El azar a veces propone coincidencias que hay que resolver. Así, al final de la pasada Gran Conversación de la AMP, cuando J.A. Miller propuso el tema para la siguiente Gran Conversación resultó que éste coincidía con el pensado para las próximas Jornadas de la ELP que aun no se había hecho público.
De la Sublimación como Defensa ante la Pulsión de Muerte.
“De la sublimación lacaniana al Sinthome”
Autor: Javier Porro
Presentación de las XV Jornadas de la ELP: Mujeres. Un interrogante para el psicoanálisis.
Lo femenino: una cuestión esencial en la práctica analítica.
Patricia Tassara
Miércoles 14 de septiembre de 2016 a las 20 h
Siendo que el objetivo de esta presentación es presentar y animar a la participación en las próximas Jornadas de la ELP titulada “Mujeres. Un interrogante para el psicoanálisis, he decidido plasmar algunas cuestiones de mi parte y por otra, tomar algunos de los textos presentados en los Ejes de orientación al tema y en otros publicados en los diferentes apartados de la página web elaborada por nuestros colegas de la ELP.
¿Qué es ‘lo femenino’? Lacan define el goce femenino tempranamente en Ideas directrices para un congreso sobre sexualidad femenina, diciendo que “es el esfuerzo de un goce envuelto en su propia contigüidad” es decir, un goce que se realiza a porfía del falo y la significantización. Lo femenino es rebelde a la significantización por lo tanto, no hay saber allí al que aferrarse (1). No hay saber en lo real sin ley (2).
Si bien es gracias al interés freudiano por las histéricas que hoy sostenemos la pregunta acerca de qué quiere una mujer, no debemos guardarnos de confundir ‘lo femenino’ con las mujeres. El testimonio de Gabriela Grinbaum lo dice así: “…una mujer no es una madre (…) no es una novia, ni una esposa, una mujer no es rosa, una mujer no usa tacos, ni vestidos, ni pulseras. No va a la peluquería ni se hace tratamientos de belleza. Una mujer no es lo que tiene. Ni siquiera la belleza en mi hermana…”, “Y yo intenté hacer una mujer con esas pequeñas cositas llamadas identificaciones…de trozos de mujer…” (3)
Si ‘lo femenino’ y las mascaradas de la femineidad no son lo mismo, sí hay cierta afinidad en la medida que la mascarada, intenta velar la nada con el recurso al falo haciendo ‘como sí’. Oscar Ventura en su artículo lo dice así: “Puede presentarse bajo la forma de tener el falo, bajo la forma de serlo, o ubicándose como objeto del fantasma de un hombre. Clínicamente, no es fácil aislar estas fenomenologías de manera pura” (4)
Lo femenino en psicoanálisis, es el punto de máxima alteridad, es misterioso, enigmático, tanto para hombres como para las propias mujeres. Es el lugar donde falla la identificación. Entonces: ¿Qué semblantes hay ahora, cuando el Nombre del Padre ya no orienta como antes? ¿Hay nuevos semblantes femeninos? Sea como fuere, la solución por el lado de ser el falo para Otro, de tener el falo vía identificación masculina o incluso ser el objeto del Otro, no logran recubrir esa parte del goce donde ella se ausenta de sí misma.
Lo femenino es aquello que rompe con lo ‘homo’, como la homogeneización, presentándose como lo más hétero del sujeto. Es lo que no se deja reducir ni a un universal ni a ninguna totalidad. Hay un goce imposible de negativizar que atañe al cuerpo sin estar regulado por el falo. No se trata de que ese goce femenino, va a advenir en el análisis como su hubiera estado reprimido, nada más lejos. Lo femenino es una manera de nombrar el no-todo falico, un no-todo que no es ninguna incompletud. Gustavo Dessal, tomando la escritura de Clarice Lispector, lo dice de una forma muy bella , es esa “ventana abierta en las fronteras cerradas de la ley” (5). Por otra parte, es importante considerar que no hay norma alguna para saber el rumbo que tomará eso en cada caso. Cómo captar este punto en la clínica, será el reto a demostrar en las mesas de casos en estas jornadas.
Desde la neurosis, el sujeto intenta defenderse de ese goce imposible de negativizar con el recurso al fantasma y su repetición. La novela del neurótico no es más que la versión ficcional para no saber sobre ‘lo femenino’. La masculinización de las mujeres en la sociedad actual – cuestión que hay que diferenciar del empuje a la feminización en lo social a partir de la ausencia del Nombre del padre como orientador- así como los altos índices de feminicidio, son tan sólo dos ejemplos de lo insoportable que puede resultar ‘lo femenino’ en la sociedad. Acaso, ¿masculinización y feminicidio son dos caras de una misma moneda? Velar y encerrar a las mujeres o vedarles el derecho a la educación, son ancestrales intentos de erradicar la amenaza, que para la mirada masculina, ellas portan en sí mismas. ¿Cómo pensar la histeria y su relación con lo femenino hoy? ¿Podemos decir que hay una nueva histeria? ¿Hay diferencia entre las histéricas de Freud y las histéricas del SXXI? ¿Hay una mayor agresividad masculina hoy, contra ‘lo femenino’ en la sociedad?
Convertirla o convertirse en madre, es otra forma de intentar borrar lo femenino que hay en ella. Es con el acto extremo de filicidio de Medea que Lacan va a mostrar que una mujer, no se agota en la maternidad. De esta forma, ubica la división madre-mujer, división imposible de suturar. Por otra parte “con la ciencia, ya no podemos seguir sosteniendo la frase: ‘madre hay una sola’. Mujeres solas que buscan inseminarse, parejas de lesbianas que tienen hijos, parejas de homosexuales que apuestan por hijos con vientre de alquiler o transexuales que se embarazan para dar a luz un hijo a su mujer, son algunos de los ejemplos que ponen en cuestión la certeza de la figura tradicional de la madre. A diferencia de los postulados médicos, religiosos o culturales, para el psicoanálisis lacaniano la maternidad no es ningún destino natural” (6). La maternidad se podrá aceptar, rechazar, amar u odiar y una mujer se podrá ubicar en ella desde el Todo madre o más cerca del no-todo como mujer, pero nunca habrá la solución ideal. En su testimonio Grinbaum lo dice así: “El rechazo a la maternidad era para preservar el ser mujer que la maternidad ponía en riesgo”. En el Seminario Aún Lacan dice que: “el goce de la mujer se apoya en un suplir ese no-toda”(7). Un hijo bien puede advenir a ese lugar como suplencia, sin por ello concluir que entonces todas las madres son psicóticas. ¿En qué medida la maternidad de una mujer está vinculada a lo femenino? ¿Hay transmisión de madre a hija? ¿Cómo puede una madre transmitir algo de lo femenino a una hija? ¿Cómo se las arregla cada una, en su historia, con ese agujero de lo femenino?
La relación del amor con lo femenino, es otra vertiente interesante que se podrá investigar en estas jornadas. ¿De qué manera el amor puede hacer de defensa a lo femenino? ¿Sigue siendo hoy el amor algo imprescindible para el goce sexual de una mujer? ¿Siguen las mujeres del S XXI, volviéndose locas por amor? Freud situaba que la castración en la mujer pasa por la pérdida de amor y la respuesta que cada una de a esa pérdida, dará cuenta de su posición. A veces la mujer puede parecer loca y de hecho enloquecer por amor pero eso no las convierte en psicóticas. Pero también sabemos cómo la erotomanía no sólo es un rasgo del amor femenino sino que a veces, al no disponer del nudo de la castración, ella hace pasar todo el goce por la vía erotómana en un intento de hacer existir la relación sexual (8).
Lacan decía: las mujeres (…) son las mejores analistas” y luego agrega “y las peores ocasionalmente” (9). Entonces nos preguntamos: ¿Son las analistas mujeres mejores que los analistas hombres? ¿Se trata de pensar la posición del analista en relación al sexo o por el contrario, esta cita de Lacan apunta a pensar esta posición en relación al objeto?
Si un analista no se autoriza en un título o diploma para ocupar su lugar, lo hará sobre el síntoma. No para analizar con él, sino para saber utilizarlo y eso es saber-hacer con lo irreductible de ese resto que no desaparecerá nunca. Es un saber-hacer con un goce sobre el que no hay significante en el que apoyarse. En este sentido, como indica G Brodsky comentando un texto de M Bassols: “autorizar lo femenino es autorizar una invención, la creación, el saber hacer con el goce en tanto tal” (10). Será entonces, una invención sin garantía de durabilidad en el tiempo. “… en la medida en que no hay significante en el que apoyarse para esta invención, sólo queda autorizarse en sí mismo. Y esto cada vez. No hay “de una vez y para siempre”. No hay un “soy” mujer que pueda afirmarse más allá del uso que se haga cada vez del cuerpo y de su goce. Dejarme abrazar, contingentemente, es sin duda una solución. No es la única, ni la que siempre me viene bien para arreglármelas con lo que no cesa de no escribirse”.
Si a partir de los desarrollos lacanianos, no hay el significante de La mujer en el inconsciente, sabemos que tampoco es posible definir de forma universal qué es un psicoanalista. Ni la mujer ni el psicoanalista existen como un Todo, sin embargo, podríamos decir que tanto la posición femenina como la del psicoanalista tienen en común ocupar el lugar de semblante de objeto a, cuando el objeto dejó de ser aquello a lo que el sujeto se identificaba taponando el agujero del Otro (11). En esta línea, la letra, que no es del orden significante sino S1 asilado que no llama a ningún sentido y separado del S2, también tiene una afinidad con lo femenino, pues no puede decir lo que ella es. En el Seminario XVIII, Lacan hace equivaler La/ mujer a la letra, “La mujer, insisto, no existe, es justamente la letra – la letra en la medida en que es el significante de que no hay Otro, S(Ⱥ)”(12)
Concluimos entonces, que el analista, será nominado AE por el cartel del Pase, en como aquél que ha dado pruebas suficientes de haberse autorizado en lo femenino, demostrando un saber arreglárselas justamente con el agujero que comporta esa parte izquierda de las fórmulas de la sexuación, la que tiene un pie en el significante fálico: ɸ y el otro en la inexistencia: S(Ⱥ).
Valencia, 13 de mayo 2016
Notas.
- Gorostiza , Entrevista a L Gorostiza El goce femenino en el S XXI. http://blog.elp.org.es/all/cat19/entrevista-a-leonardo-gorostiza-el/
- Lacan J.,Seminario 24, Lección del 15 de febrero de 1977, inédito
- Grimbaun G., Último puchito, Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 20 p61
- Ventura O., Semblantes y mascarada femenina. http://mujeres.jornadaselp.com/ejes-tematicos/
- Dessal G., Comentario a ‘Amor’ de Clarice Lispector. http://mujeres.jornadaselp.com/literatura/comentario-a-amor-de-clarice-lispector/
- Tassara P. Maternidad:¿destino, síntoma, deseo? http://mujeres.jornadaselp.com/ejes-tematicos/
- Lacan J., Seminario Libro20 Aún, Editorial Paidós. Buenos Aires, 47
- Rueda F., Locuras femeninas. http://mujeres.jornadaselp.com/ejes-tematico/
- Lacan, J.,Un Otro falta, 15/1/80, Escansión 1 Nueva serie, p. 21
- Brodsky G., Lecturas Lacanianas. No hay un ‘soy’ mujer. http://lecturaslacanianas.blogspot.com.es/2016/06/no-hay-un-soy-mujer.html
- Esqué X., Posición del analista y lógica femenina. http://mujeres.jornadaselp.com/ejes-tematicos/
- Lacan J., De un discurso que no fuera de semblante, Seminario Libro XVIII, Editorial Paidós, Año 2009, p. 101.