Para continuar esta conversación alrededor de las XXIV Jornadas que iniciamos ya hace unos meses, Manuel y yo os vamos a proponer una serie de cuestiones alrededor de este tema. Efectivamente en las presentaciones que hacemos en las diversas comunidades de la ELP podemos decir que «nos desdoblamos» entre hablar como directores y estar presentes en la construcción de lo que es una jornada y poner sobre la mesa los interrogantes sobre el tema que nos han tocado y que nos hemos puesto a investigar. Veréis que los puntos que os proponemos están dentro del argumento, desarrollados en algunos ejes, en los textos de orientación, nos apoyamos en ellos para seguir con el tema y compartir con vosotros lecturas y referencias.
Os propongo tres cuestiones que formulo así de entrada, de una manera un tanto escueta, pero que voy a desplegar. Una primera más general atañe a la elección del tema para elevarlo a la categoría de Jornada de Escuela y las dos siguientes son interrogantes surgidos a partir de algunas lecturas: primero la relación analítica y la transformación del analista del gran Otro al objeto a y segundo el acto del analista y el hacer del analizante.
¿Por qué este tema como Jornada de Escuela?
Cuando elaboramos el argumento señalamos que la línea escogida para abordar la Jornada había sido responder a la interrogación de cómo se analiza hoy. Si os acordáis, la Jornada precedente de la Escuela en Bilbao trató de las entradas en análisis. Entonces enlazándolo a esta entrada, la pregunta siguiente es qué ocurre en ese espacio de palabra. Cómo se analiza hoy es una pregunta que no se cierra, ahí está, volviendo para que nos ocupemos de ella. Pero quizás cada momento hace que nos aparezca con una actualidad diferente y así en esta ocasión es ante todo una pregunta por la actualidad de la clínica en la época del sujeto que se presenta con su hacer y su tener, sin división. Pero ¿este dispositivo de palabra es igual que cualquier otro dispositivo de palabra? Efectivamente, esta es la interrogación por la práctica desde una perspectiva bien precisa: buscar las condiciones que hacen posible que a esa experiencia se le pueda añadir el predicado «psicoanalítica».
Abordar el acto, el tiempo y las consecuencias es complejo, no vamos a negarlo, pero a la vez la dificultad crea mayor interés y como dice Lacan en la reseña sobre El acto psicoanalítico: «dar a comprender demasiado es propiciar una salida hacia la evitación»1. Así no comprendamos demasiado pronto.
Interrogarse sobre la práctica actual no es sin consecuencias, es ir a contracorriente de que se convierta en una rutina y alejarla de un saber hacer que borraría lo extraordinario y lo increíble del acto analítico -como señala Miller en El desbroce de la formación analítica2.
Entonces explorar el uso clínico del acto tiene en el horizonte la indicación de que es el acto lo que va a producir un efecto en el sujeto a nivel de su relación con el significante y el goce. Es la indicación lacaniana que vamos a poner a prueba en las Jornadas mediante las plenarias y las simultáneas clínicas y como vais viendo, lo comentará también Manuel después, cuando nos acercamos a definir el acto se apunta a las mutaciones, a los efectos transformadores.
En este tiempo de lectura alrededor de esta zona de interrogación sobre qué ocurre en este espacio de palabra, me llamaron la atención dos puntos que habíamos perfilado en el argumento y que voy a recorrer un poco: la cuestión de que el concepto de acto tiene sus antecedentes en el concepto de relación analítica y las diferencias entre acto y hacer. Empecemos con la primera interrogación sobre la relación analítica.
¿Relación? ¿De qué? ¿Entre quién? Pensé que el termino relación efectivamente no es un concepto operativo a partir de un momento en la enseñanza de Lacan.
Partiendo de aquí, me topé con un capítulo del libro de Miller Respuestas de lo real que me ha interesado mucho, es el capítulo 7 titulado El acto analítico, momento que va a diferenciar apuesta y acto. En este capítulo establece una declinación del acto y aclara diferencias alrededor de varios conceptos cercanos, marca cinco: experiencia, relación, practica, técnica y discurso. Es como si todos ellos contuvieran algo del acto, pero no lo alcanzan.
Creo que hay que recorrer las cuestiones que atañen a las diferencias entre estos conceptos, os animo a leerlo ¿Y por qué nos interesaría lo que atañe al analista y al analizante en ese espacio? Mi lectura es que es importante acercarnos a estos conceptos en tanto se elabora allí la posición del analista. Miller comenta que cuando Lacan habla de relación analítica intenta atrapar la estructura de la misma, dar una estructura a ese encuentro. Esa estructura es lo que conocemos como el esquema L. Entonces bajo este esquema nos preguntamos: el lugar del analista, ¿tiene que estar en el eje S-A o en el eje a-a’? Conocen la respuesta: no tiene que estar en el eje a-a’, porque así la relación analítica se degradaría a la especularidad. La buena posición del analista es en el lugar del Otro, en A; esta ubicación va a variar cuando este Otro pasa a ser el Otro tachado.
Es muy interesante ver cómo Lacan va a dejar de estar acompañado por este Otro. Dicho de otra manera, la forma sofisticada en la que elabora la lógica del objeto y del Otro, encaminándose hacia la concepción del acto. Así en el Seminario 7 La Ética, Lacan introduce La Cosa, algo que no se extrae de los textos de la primera tópica freudiana sino del Proyecto, y es la primera transformación de la concepción de la relación analítica porque Lacan ubica La Cosa en el consultorio. ¿De qué manera? Haciendo surgir la idea de ágalma como la cosa preciosa que está encubierta. Y así la relación analítica deja de ser pensada en los mismos términos porque comienza a ser pensada según el analista y La Cosa, el analista encarnando, no al Otro (A) sino a La Cosa, el ágalma, lo que va a devenir luego el objeto a. Es así como la idea de la relación analítica va cayendo, acompañada por la caída del analista del lugar del Otro.
Pasar del analista como gran Otro a objeto a es la transformación que produce y así la conceptualización del acto responde al menos a dos cuestiones: por un lado, a la lógica particular del lugar del analista, -lo que implica alejar la clínica de todo orden posible de la técnica, de un saber hacer – y siguiendo a Miller en Donc «sin duda esta transformación se traduce en la práctica mediante lo que puede parecer una decadencia de la interpretación»3. El tema de interpretación y acto es abordado en varios textos en torno a la Jornada.
Pasemos a la siguiente afirmación: que en la experiencia de un análisis se conjuga un acto y un hacer. Es en esta repartición donde se fundamenta la lógica que rige el proceso de un análisis. Hay una repartición, pero puramente disimétrica. El acto del lado del analista el hacer del lado del analizante.
Cuando hablamos del acto del analista no se trata del activismo. Me parece que Lacan aboca más bien la posición del analista en una posición de silencio.
Esto lo leemos en La Carta Robada, cuando acerca la posición del analista a la posición de la reina, que es la del silencio y en Variantes de la cura tipo donde insiste en lo mismo pero el silencio no es pasivo, el callar no es igual a pasividad ni siquiera neutralidad. Es a la figura de la no acción la que nos acerca a la posición de analista, solo así podrá desencadenar los poderes propios del análisis, los poderes de la asociación libre. La no acción no quiere decir que no se pregunte al paciente más bien, lo vimos el año pasado, el acto del analista en las entradas de análisis es fundamental porque es lo que abre el hacer del analizante cuando lo invita a la asociación libre y promueve el eso quiere decir algo relativo a un saber inconsciente.
Hay muchas citas, vamos a ir encontrándolas en la búsqueda bibliográfica, donde Lacan señala la dimensión de la propia abstinencia del analista, como Otro, y la encarnación del objeto en su posición para abrir y desatar una apuesta superior.
Pero la tarea, el trabajo, el hacer es el que despliega el analizante.
Dos puntos específicos del acto analítico: no es sin transferencia y el acto corresponde al analista. ¿Qué es entonces el acto? Interpretar, callar, gesticular, el acto se lee después, no hay un cálculo, ni un buen momento, pero ahí se toca algo que hace que el analizante traspase algo y puede manifestar su decisión de otra cosa.
Durante la primera reunión en la comunidad de Cataluña puesta al trabajo hacia la Jornada se comentó que el tema del acto entra en singular, no hay nada objetivo que pueda definirlo, pero tampoco subjetivo porque ahí no hay sujeto, todo lo que hace el analista, cuando se calla, cuando escucha, cuando habla, puede ser un acto en potencia. Y en este en potencia, encontramos también algo de la apuesta. Es interesante pensar la interpretación en su dimensión de acto, es decir, la dimensión de acto que puede alcanzar la interpretación.
Ya en la presentación del tema Carmen Carceller nos recordó la cita del Seminario 15 en la que Lacan se interroga sobre el acto psicoanalítico y coloca en serie: la sesión, la interpretación, el silencio como artífices posibles y concluye con un«o lo que sea que ustedes quieran designar entre los instrumentos de la función»4.
Para terminar, encontré una conferencia que Estela Solano dio en Montevideo cuando la creación de la delegación en Uruguay de la EOL que se titula El acto analítico y el deseo del analista y voy a decir algo de lo que allí comenta que quizás dejo para ir pensando en este tiempo. Ella plantea que el acto es un decir que crea un acontecimiento subvirtiendo la posición del sujeto y creando un nuevo deseo. Estela Solano tiene una manera preciosa de decirlo: el analista en su acto se inmiscuye en la cadena significante de los dichos del analizante, subrayando una palabra, cortando una frase, la sesión, puntuando, gesticulando, lo que viene a contrariar la intención de significación del analizante. El acto transforma el decir analizante en otro texto.
Lo dejo aquí, gracias y nos esperan la Jornada de la ELP en Málaga.
Victoria Vicente
- Lacan, J., «El acto psicoanalítico». Otros escritos. Buenos Aires, Paidós, 2016, p.403.
- Miller, J.-A., «El desbroce de la formación analítica». El psicoanálisis, 2/3, 2001: https://elpsicoanalisis.elp.org.es/numero-2-3/el-desbroce-de-la-formacion-analitica/
- Miller, J.-A., Donc. La lógica de la cura, Buenos Aires, Paidós, 2011, p.439
- Lacan, J., Le Séminaire, livre XV, «L´Acte psychanalitique», lección del 15 de noviembre de 1967, inédito.