Entre lalangue y el lenguaje: lo extranjero

Este trabajo es producto de la investigación que nos propusimos realizar en un cartel que conformamos entre Escuelas, en el que participé con mucho gusto y alegría. 

(Cartel Inter-Escuela: La lengua Éxtima
Integrantes del Cartel: Lore Buchner, Domenico Cosenza (Más Uno), Micaela Frattura, Carolina Salinas, Heidi Gehler).

Mi interés por integrar el cartel y el rasgo que elegí surge de una pregunta en mi propio análisis por lo extranjero y una posible articulación al lenguaje y a lo que Lacan, en un lapsus, en el curso de las Charlas en Saint Anne, el 4 de Noviembre de 1971, denominó “lalangue” en una sola palabra (lalande, laleo, lalación). 

Voy a tratar de transmitir lo que he logrado articular en relación a esta pregunta que inició mi ruta de investigación y que contó con los importantes aportes de los cartelizantes y el más Uno que integraban el Cartel.

Lo extranjero

¿Por qué preguntarse sobre lo extranjero?, ¿es lo extranjero que escribe en uno más allá de uno mismo, a pesar de uno mismo? ¿No es acaso el Otro, el extranjero que dice en uno y desde uno? ¿No es con el descubrimiento mismo del inconsciente que, como señala Julia Kristeva, se produce un reconocimiento de lo “extranjero interior”?  La insistencia y consistencia de lo extranjero que aparece en esos sueños, en esos actos fallidos, en los síntomas ¿no es acaso la irrupción y sorpresa de aquello que no consideramos lo familiar, lo conocido y que no alcanzamos a explicar, a decir, porque allí mismo está lo extranjero en tanto aquello que escapa al lenguaje? 

Freud  escribe en 1919 su famoso texto titulado Das Unheimliche,  que es traducido al español en un término precario, como Lo Siniestro. Lo Unheimliche descrito como lo más extraño, lo más extranjero, lo ajeno, lo ominoso, lo espeluznante, es el antónimo de Heimlich en la lengua alemana, lo íntimo, secreto y familiar. Sin embargo, siguiendo el hilo de esta lengua, Freud encuentra que Heimlich posee entre sus numerosas acepciones una que coincide con su antónimo, un doble sentido antitético de esta palabra primitiva. Así en el origen de lo familiar, se encuentra su contrario, lo ajeno, lo oculto, lo peligroso. Freud escribe que lo Unheimlich, lo ominoso, es aquel sentimiento de malestar y extrañeza ante otro o ante un objeto que anteriormente fue familiar, fue íntimo.

Miquel Bassols en un texto titulado “La Lengua Familiar”, presentado en ocasión del VIII ENAPOL en 2017,  traducía este Unheimlich como lo infammiliar en español, lo IN como lo que niega lo familiar, pero también como lo más INterior a él, como lo más propio, como el neologismo que Jacques Alain Miller rescató de Lacan, como lo más éxtimo. Bassols decía, “Ese IN que se transforma en un EX es el mismo que el UN, del Unwebusste, del inconsciente y que volvemos a encontrar en Das Unheimlich2

Lo extranjero, lo extraño, esa no pertenencia, el ser afuera y de afuera, ser de la migración.  Esto que Freud describe como lo siniestro y ominoso que pertenece al orden de lo terrorífico y suscita angustia, pero que es conocido, aquello que siendo lo más familiar se nos vuelve extraño y horroroso.  Lacan lo señaló como lo éxtimo, siendo lo más íntimo e interior, es próximo sin dejar de ser exterior, lo exterior presente en el interior, lo más íntimo como Otro, como un cuerpo extranjero. Allí donde podemos encontrar en nosotros mismos a ese Otro que nos habita, en su palabra; ese otro que también se puede llamar inconsciente, allí es donde lo extranjero puede ser encontrado, donde se puede designar lo más extranjero: “ser extranjero para uno mismo”.  

Se nombra “lo extranjero” es decir lo que no apunta a “el extranjero” o a “la extranjera”, lo neutro que da cuenta más bien de ese otro que habita en uno mismo, de eso ex, de lo que ex-siste, ese extraño que habita en nuestro interior, con el que convivimos y que viene bien reconocer.  Es una invitación a descubrir al extranjero que hay en nosotros mismos, en tanto la sensación extraña y ajena no desaparece, pues  alojamos dentro una alteridad. Alteridad integrada por la noción de inconsciente freudiana, al humano como parte constitutiva de su condición misma.

Lalangue y el lenguaje

Lacan introduce el neologismo lalengua durante una clase de su seminario “El saber del analista” en Saint Anne, el 4 de Noviembre de 1971 a partir de un lapsus y un chiste. Queriendo hacer una crítica a Jean Laplanche, sin nombrarlo, Lacan se refiere al autor de un “Vocabulario de Filosofía” en lugar de decir “Vocabulario de Psicoanálisis”. El autor del clásico Vocabulario de Filosofía es André Lalande. Lacan se percata del equívoco: “Ven el lapsus, ¿eh? En fin… esto bien vale el Lalande. Lalangue como la escribo ahora, no tengo pizarrón, escriban lalangue en una sola palabra, es así como lo escribiré de ahora en más… No dije que el Inconsciente está estructurado como lalangue yo dije que está estructurado como un lenguaje”3

En la Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, Pronunciada el 4 de octubre de 1975 Lacan vuelve a lalangue: “El lenguaje… interviene siempre bajo la forma de una palabra que quise fuese lo más cercana posible a la palabra francesa lallation, lalangue” (lallation es laleo en español). Y agrega en la misma conferencia, que “es en ese moterialisme (condensa materialisme: materialismo y mot: palabra) donde reside el asidero del Inconsciente (…) Es totalmente cierto que algo volverá a surgir luego en los sueños, en toda suerte de tropiezos, en toda suerte de maneras de decir, en función de la manera en que lalangue fue hablada y también escuchada por tal o cual en su particularidad.  Es, si me permiten emplearlo por primera vez, en ese materialismo (materialismo de la palabra) dónde reside el asidero del inconsciente”4.

Existe un vasto recorrido para dar cuenta del término lalangue, Lacan lo vincula después de su lapsus, con lo real y el déficit. Milner5 la define como el registro que en la lengua, consagra al equívoco. 

Lacan en “El Atolondradicho”6, también la relaciona al equívoco y al inconsciente, subrayando que el inconsciente está estructurado como y  no porun lenguaje  y agrega que “habita la lalangue”. Así el lenguaje no es un instrumento de comunicación unívoco, en él los lapsus, el sueño, el chiste tienen efectos y refiere la homofonía de la que Lacan se sirve y que lo lleva al neologismo de lalangue (lalande).

En el Seminario XX, Aún, Lacan nombra lalangue y dice  que el lenguaje está hecho de ella, es una elucubración de saber sobre lalangue, lo que se sabe hacer con lalangue rebasa con mucho aquello de lo que puede darse cuenta en nombre del lenguaje, lo que se puede comunicar, lo que se soporta en el saber enunciado y por esta razón sus efectos son enigmáticos.  El inconsciente está estructurado como un lenguaje, no como lalangue7.  

Hasta el seminario XX el privilegio y énfasis estaba puesto sobre la estructura del lenguaje y el significante y significado que permitían pensar un orden en el mundo que encadenaban las piezas sueltas que estaban dispuestas sin orden y sin sentido a partir de lo loco. Miller sitúa en este seminario el inicio de la última enseñanza de Lacan, en la que uno de los aspectos cuestionado es la estructura del lenguaje. Entonces, este inconsciente estructurado como un lenguaje, da lugar a considerar lalangue, pensada como algo de lo que el lenguaje se sirve.  En “La Tercera”8, sostiene que por el hilo de lalangue puede leerse la huella del saber del inconsciente, y que esta noción es condición de este. Que la interpretación debe operar con lalangue, es decir, como ya se señaló,  con el equívoco, suspendiendo el sentido.

Lalangue está relacionada por Lacan en varios seminarios, escritos, conferencias, con el equívoco: “En todo caso, lo que caracteriza lalangue son los equívocos posibles”9. Lalangue en la última enseñanza de Lacan también toca la interpretación, en tanto Lacan sostiene que el sentido alimenta el síntoma, por ello afirma que la interpretación debe operar con lalangue es decir, con el equívoco, suspendiendo el sentido.

Lalangue, igualmente, remite a la lengua materna, en el seminario XX Lacan añade: “Lalangue sirve para otras cosas muy diferentes de la comunicación.  Nos lo ha mostrado la experiencia del inconsciente, en cuanto está hecho de lalangue, esta lalangue que escribo en una sola palabra, como saber para designar lo que es el asunto de cada quien, la lengua llamada, y no en balde, materna” (p. 166). Esto nos advierte: lalangue no es universal, no hay una lalangue universal, varía en función a cómo cada uno, uno por uno, recibe la lengua materna. Milner también se refiere al hecho de que la figuración más directa de la lalangue es la lengua materna, es cualquier lengua en tanto que todas, son para alguien lengua materna. La lengua materna asimilada entonces a lalangue, en cuanto ella habla en cada uno.

Lalangue habla en cada uno más de lo que se habla y hace gozar.

En “El psicoanálisis y su enseñanza”10 Lacan dice que somos siervos y estamos ligados a “un girón de dis-curso más vivo que su vida misma (…) ese girón de discurso, a falta de haber podido proferirlo por la garganta, cada uno de nosotros está condenado, para trazar su línea fatal a hacerse su alfabeto vivo”.  Un lugar interior que no es posible decir, un lugar que resiste en las lenguas y que es lo real del equívoco. 

En el Seminario XXI, Los incautos no yerran11, en la clase del 8 de enero  de 1974, Lacan plantea que la dimensión sonora y repetitiva presente en el laleo  (lalangue) hay un ritornello, que en términos musicales remite a la repetición de un fragmento de una obra. Lalangue como un ritornello que fluye y que no queda anudado a ningún significante. Graciela Brodsky12 retoma esta figura musical y dice, “Una de esas vías ha sido en mi análisis lo que denominé ‘forzar el sentido de lalengua’. Así lo expuse en relación a determinados significantes abrochados a la nostalgia por el padre. Esa fijación se muestra aleatoria en los momentos contingentes donde sentido y goce se separan. Esa experiencia implicó que el “ritornello” pudiera cesar y un nuevo silencio por fin adviniera. Si como dice Lacan, la ley del significante es el equívoco, no hay verdad absoluta y el sentido es arbitrario”.

En La Tercera, Lacan añade, (…) qué quiere decir lalala, la lalación, a saber, es un hecho que desde muy temprano el ser humano hace lalaciones, no hay más que ver a un bebé, escucharlo, poco a poco hay una persona, la madre, que es exactamente la misma cosa que lalangue, además es alguien encarnado quien le transmite lalangue13.

Lalangue singular, la madre la porta, la encarna y la transmite, y en la Conferencia en Ginebra sobre el síntoma, ubica lalangue como un lenguaje que no tiene existencia teórica y que está en relación con la manera como fue hablada y como fue escuchada por cada uno en su particularidad.

El vínculo del laleo y lalangue remite también a su relación con el goce, en “La Tercera” Lacan dice también que lalangue está hecha de goce, y el goce se deposita en ella y la mortifica.

Lalangue para Lacan vehicula lo real, no es solo un juego de significantes. 

Lalangue es un término que permite introducir la singularidad, lo no idéntico y la contingencia, lo que irrumpe.

Su origen se halla en el laleo del bebé, una repetición de sonido sin sentido y puro goce, no comunica, no hace sistema, es como ya se mencionó, la madre que moldea ese no-decir y transmite esa lengua materna no reglada y con ello afecto, tono, ritmo, registro. 

Lo extranjero y lalangue

En las propias formaciones del inconsciente, que nos sorprenden en la cotidianidad, confrontamos ya a lo extranjero y extraño que vive en nosotros mismos. Lapsus, errores, sueños, equívocos, olvidos con los que a veces no sabemos bien qué hacer.

El recorrido que antecede permite algunas conclusiones que pueden articularse en lo que se ha planteado acerca de lo extranjero, lalangue y el lenguaje.

El hablante ser está destinado a ser un “exiliado” de la lengua, exiliado o exilado es sinónimo de expulsado, expatriado. Patria, hogar en alemán pueden ser lo Heimliche, lo familiar.  Hay un trauma, un shock, un choque, una conmoción en esa entrada al baño de lenguaje, ese Otro de la lengua está presentificado por la ausencia de familiaridad. 

Lalangue señalada por Lacan como “materna” es una creación a partir de una transmisión.  Antes de que haya sentido, o un saber, hay un saber-gozar muy temprano hecho de S1 solos, aún no articulados en una cadena, hay una sonoridad en la vida que comparten entre dos, esa madre o su sustituto, que, en los intercambios del día a día, produce una satisfacción en el cuerpo, una satisfacción corporal y produce sonoridades de goce, esos ruidos que se inventan, que se repiten y se transforman en eco y marcas de goce que son singulares. Es un tiempo que es anterior a la aparición del sentido y su articulación con la sonoridad.  Luego en el balbuceo, el niño podrá hacer  esa lengua poco a poco suya, logrará apropiarse de esa lengua materna frente al júbilo que la madre (o sustituto) puntúa mediante el sentido.  Lalangue antes que la articulación simbólica S1-S2

Lacan llama detritos, residuos, restos a aquello que el lenguaje deja tras su paso, con lo que será necesario arreglárselas: “Hay algo en el niño, una criba que se atraviesa, a través de la cual el agua del lenguaje llega a dejar algo tras su paso, algunos detritos con los que jugará, con los que le será muy necesario arreglárselas”14.  Esto es la marca de un goce que obstaculiza la articulación discursiva, es lo que se fija. La lengua materna deja al sujeto en posición de exiliado, de extranjero en tanto refugiado como extraño, desnaturalizado. 

Lalangue (lalengua) no se incluye en los cálculos de los lógicos del lenguaje de cuyas representaciones queda fuera, ex.  La dificultad reside en que rebasa los límites de lo representable, los excede, los ex-cede.  Lo que el lenguaje no puede nombrar es lo que es asunto de cada quien y es eso lo que lalangue designa.  Es la novedad que el psicoanálisis introduce, que en el lenguaje hay necesariamente algo que no se puede decir, por eso lalangue es el nombre con el que se designa el no todo de las nominaciones. El no todo no es una ausencia, por el contrario, es la presencia de un real que designa una falta estructural en lo simbólico. La lalangue es también una manera de designación de lo real.  

Miller en “Teoría de Lalangue”, señala que el discurso del amo restituye algo del lenguaje en su dimensión universal que se distingue de lalangue de manera radical, de la incomparabilidad de lalangue.

Lalangue va en dirección a lo universal a partir de la inscripción de las leyes del lenguaje en el campo del Otro. Pero otra dirección que toca el discurso analítico cuando pasa por él, es la de ir hacia la diferencia absoluta, a lo más singular. El trabajo del análisis va de lo más universal a lo más singular, atrapando la dirección del goce en el aislamiento de un significante solo, un S1 fuera de la cadena y que condensa precisamente ese goce de lalangue.

El trabajo de un análisis que pasa del inconsciente estructurado como un lenguaje al inconsciente como elucubración de saber sobre lalangue, que es un límite. En este camino encontrar ese dicho primero que es del orden del lenguaje, pero que tiene un poder extraordinario en la vida del sujeto, esa especie de oráculo imperativo que comanda.

Cada análisis que llega al final, llega a aislar la dimensión opaca de lalangue  que es sensible al malentendido. Para poder hablar en una lengua hay una extimidad necesaria. Es una invitación a encontrar ese “extranjero interior”.


  1. Miembro de la NELcf y de la AMP. Actual Secretaria del directorio NELcf La Paz-Bolivia.
  2. Bassols, M. (2017), “La Lengua Familiar”,  ENAPOL VIII.
  3. Lacan, J.  (1971), “El saber del psicoanalista”.
  4. Lacan, J., “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial, 2007, pp. 115-144.
  5. Milner, J. C., El amor por la lengua, México DF, Nueva imagen 1980.
  6. Lacan J. “El atolondradicho”,  Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2018, p. 592.
  7. Lacan, J. (1972-73), El seminario, libro 20: Aun, Paidós, Barcelona, 1981.
  8. Lacan, J., “La Tercera”, Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Paidós, 2001.
  9. Lacan, J., Seminario XXIII. El Sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2018.
  10. Lacan, J., “El Psicoanálisis y su enseñanza”, Escritos 1, México, Siglo XXI, 2009, pp. 418-419.
  11. Lacan, J., Seminario XXI, Los incautos no yerran (inédito).
  12. Brodsky, G., “Los Tiempos del sentido en la experiencia”, en El Psicoanálisis, Revista Formato digital https://elpsicoanalisis.elp.org.es/numero-7/los-tiempos-del-sentido-en-la-experiencia/
  13. Lacan, J., “La Tercera”, Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Paidós, 2001.
  14. Lacan, J., “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial, 2007, pp. 115-144.
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